viernes, 28 de mayo de 2010

Manifiesto Comunista


Manifiesto Comunista.
Autor: K. Marx - F. Engels.
Serie: El Mundo de los Libros.
Volumen 42.
Análisis Literario.

“A mediados del siglo XIX aparecieron las ideas del socialismo autoproclamado científico, representadas por los estudiosos alemanes Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895), quienes, aun reconociendo a los anteriores pensadores socialistas su papel de precursores, los tacharon de utópicos por considerar que sus análisis se basaban en la especulación y la intuición y que sus propuestas no pasaban de cierto reformismo moral e idealista, mientras que una visión objetiva del socialismo, como la que ellos estaban impulsando, debía estar cimentada sobre un examen riguroso del funcionamiento de la sociedad capitalista.

Entre los textos escritos por Marx y Engels, destaca uno que no obstante su brevedad y simplicidad, ha cumplido un rol de gran significación en la difusión del socialismo marxista. Se trata del Manifiesto Comunista publicado inicialmente en Londres en 1848.

En este documento se exponen ya las directrices de la teoría y práctica revolucionarias: reconocimiento de la lucha de clases como ley y motor fundamental de cualquier sociedad; misión del proletariado en el derrocamiento final del capitalismo y fin de las contradicciones en la sociedad sin clases, pasando por la dictadura del proletariado, la abolición de la propiedad privada de los medios de producción y el establecimiento de la propiedad colectiva.

Con independencia de la opinión que se tenga sobre las tesis que defiende, no es posible negar que el Manifiesto ha ejercido una considerable influencia histórica y social y constituye por lo tanto, uno de los textos políticos capitales del mundo moderno”.

JON AIZPÚRUA
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Khalil Gibran


Khalil Gibran.
“La más elevada referencia cultural y espiritual del Líbano moderno”.
Serie: Personajes Inolvidables.
Volumen 41.
Biografía.

“La creación intelectual y artística de Khalil Gibran (1883-1931) posee un peculiar sabor de sabiduría antigua y belleza mística, pocas veces alcanzado en la historia de la literatura universal. Este ser extraordinario que nació en Bsharri, a la sombra de los sagrados cedros del Líbano y se trasladó desde joven a la bulliciosa Nueva York, logró trasmitir un mensaje esperanzador mediante una obra representativa de una particular combinación de respeto a las tradiciones e impulso al progreso, con una visión laica y democrática y en un idioma, el inglés, que le permitió trascender fronteras.

Fue un hombre poseído por una visión profética y una clara conciencia de su misión. Su acción como fundador de sociedades de poetas y escritores con sus respectivas publicaciones, el respaldo a su patria ante la invasión turca, su denuncia de la intolerancia política y religiosa, su defensa de los humildes y los desheredados, su prolongada búsqueda del arte en su estudio de Nueva York y su creación literaria en la aislada casa de Boston, forman un todo inseparable. Sus versos rimados y sus versos libres, su prosa narrativa y sus diálogos, sus pinturas así como sus obras de teatro y sus novelas, estaban al servicio de esa visión única.

¿Fue Gibran un romántico cuando escribió Una lágrima y una sonrisa? ¿Fue un simbolista al escribir El loco, El precursor o El vagabundo? ¿Fue un filósofo en El profeta, El jardín del profeta y Los dioses de la tierra? ¿Fue particularmente un novelista el que nos dio Espíritus rebeldes y Las alas rotas? La vida y la muerte de Gibran, sus escritos y sus obras artísticas rechazan esa clasificación, a la cual, por lo demás, él siempre se opuso por haber luchado contra todo tipo de encasillamientos.

A lo largo de su intenso viaje espiritual Khalil Gibran permaneció siempre fiel a su visión y en los primeros treinta años del siglo XX proclamó con su arte y su literatura, igual que con su vida, su profético mensaje.”

JON AIZPÚRUA
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