lunes, 31 de enero de 2011

Romeo y Julieta


Romeo y Julieta.
Autor: William Shakespeare.
Serie: El Mundo de los Libros.
Volumen 58.
Análisis Literario.

“Actor, poeta, dramaturgo y empresario teatral, William Shakespeare (1564-1616), la principal figura del teatro isabelino y una de las más relevantes de la literatura inglesa moderna, extrajo de su lengua innumerables matices para expresar en toda su intensidad las más diversas pasiones humanas.

En la lista de sus casi cuarenta obras dramáticas, todas gozando de gran celebridad, resalta Romeo y Julieta (h. 1594-95), el relato de un amor imposible que desemboca en tragedia, expresado desde un profundo y dramático lirismo. La ciudad italiana de Verona es el escenario del eterno enfrentamiento entre los Capuleto y los Montesco. A pesar de ello Romeo Montesco y Julieta Capuleto se conocen en una fiesta, se enamoran y se casan en secreto. La fatalidad desencadena los malentendidos: Julieta simula su muerte para evitar un matrimonio acordado por su padre, planeando la huida posterior. Romeo, sin saber nada, cree que su amada ha fallecido y se suicida ingiriendo veneno; cuando ella despierta y le ve sin vida, se apuñala con la daga de su enamorado. Finalmente, frente a los cadáveres, la muerte por amor de los dos jóvenes facilita la reconciliación de las familias rivales.

Aunque perteneciente al grupo de sus obras juveniles, Romeo y Julieta es la de mayor calidad por la riqueza de sus metáforas, por el patetismo del desenlace y por la angustia que sabe dejar en el corazón del espectador, virtudes que en conjunto señalan a un Shakespeare que comienza a separarse de sus iguales y se vislumbra destinado a alcanzar la cima de la dramaturgia inglesa y universal”.
JON AIZPÚRUA
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Napoleón Bonaparte


Napoleón Bonaparte.
“Uno de los mayores genios políticos y militares de la historia”.
Serie: Personajes Inolvidables.
Volumen 57.
Biografía.

“Ambición, voluntad, terquedad, inteligencia, soberbia, carisma, son apelativos con los que se suele describir la personalidad de Napoleón Bonaparte (1769-1821), valeroso militar y estadista francés que llegó a construir uno de los más poderosos imperios en la Europa del siglo diecinueve.

Personaje devorado por la leyenda que él mismo contribuyó a crear, la evaluación que le concede la posteridad arroja resultados contradictorios, definido en ocasiones como un “tirano democrático” o a veces como un “emperador republicano”. Semejante dualidad podría ser el resultado de haber sucumbido a las ambiciones o a la servil adulación de quienes le rodeaban, luego de haber logrado unir a los ciudadanos franceses en una sola identidad y de liberar a Europa de los regímenes absolutistas, pero dejándose llevar por su nueva condición imperial y transformándose en un déspota injusto y tiránico, un remedo del Antiguo Régimen que predominó antes de la Revolución de 1789.

Como contrapunto a sus tentaciones militaristas que tantas vidas cobraron, Napoleón dejó un legado incuestionable de reformas progresistas, entre las cuales destacan la Constitución, el Código Civil, la reorganización de las finanzas mediante la fundación del Banco Central, la transformación de la enseñanza en un gran servicio público con la multiplicación de universidades e institutos culturales y científicos, así como la firma del Concordato que selló la separación entre la iglesia y el estado garantizando la libertad de cultos. Suficientes méritos, sin duda, para ocupar un lugar destacado entre los grandes protagonistas de la historia”.

JON AIZPÚRUA
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